DEL DIARIO DEL HERBARIUM
Septiembre del 2016
EL AJI, TIQUITIQUITÍ
Con la llegada de la primavera, las fiestas patrias y el buen clima, el ají pasa a ser un elemento importante en nuestras preparaciones culinarias, acompañando los buenos guisos, los asados, las ensaladas y las salsas diferentes para aliñarlas.
Originario de México, Mesoamérica y los Andes, este sabroso fruto de la familia de las solanáceas tiene además vitaminas A, B1, B2, C, Calcio y posee propiedades estomacales, estimulantes y digestivas. Comido crudo, constituye una de las fuentes más ricas de vitaminaC, o antiescorbútica. El Ají tiene muchas variedades, desde el jalapeño mexicano o Capsicum annuum, conocido por lo extremadamente picante, hasta nuestro “ají cristal” (verde clarito) llamado científicamente Capsicum baccatto y el “cacho de cabra” también un Capsicum annuum, ingrediente principal del merquén de la Araucanía y que tan de moda está en la cocina actual.
Podemos cultivar ají en algún rincón soleado de nuestro jardín y también en maceta o en una jardinera de departamento. Es una planta anual muy bonita que alegra cualquier rincón con sus maravillosos frutos verdes y rojos. Puede alcanzar el metro cincuenta en algunas variedades. Los almácigos se realizan a partir de fines de julio en invernadero, las semillas se siembran en tierra rica en nutrientes, mezclada con algo de arena y con buen drenaje. Necesita mucha luz en su etapa de desarrollo y sol abundante para florecer y luego formar su fruto. Una vez que los almácigos tengan dos hojitas verdaderas deberán ser transplantados a su habitat definitivo. Recomiendo un despunte constante en su etapa de crecimiento. Esto producirá abundantes brotes laterales que llegado el momento producirán las flores color blanco que luego darán lugar al ají. Una mata bien formada puede ser un interesante punto focal en un jardín o en una maceta bien dispuesta. Florece y fructifica durante todo el verano.
Una de las recetas favoritas del Herbarium es el Ají a las Finas Hierbas. Puede prepararse con ají cristal o con cacho de cabra. Se toma el ají, se lava y se le saca (cuidado con los ojos!) las venas y pepas, descartándolas (Puede guardar las semillas para futuras siembras). Se corta en tiras largas y se colocan en un frasco de vidrio de boca ancha. Se cubre con un buen aceite de oliva y se le añade una cucharada de mezcla de Finas Hierbas. Se mezcla todo y se deja reposar por dos días antes de servir. Puede acompañar ensaladas, papas o comerse simplemente sobre una rebanada de marraqueta recién horneada. ¡Bon appetit!
Marie Arana-Urioste |