¡BIENVENIDO SEPTIEMBRE!

A ponerse a sembrar todas aquellas semillas recogidas y guardadas con tanto amor a fines del verano y el otoño. El mes de la primavera (y de la patria en nuestro amado Chile!), se viene lleno de trabajo, días más largos, escoger con alegría qué queremos en la mesa los meses de alta primavera, en el verano y otoño. También el practicar la paciencia y la perseverancia pues algunas de nuestras siembras recién darán sus primeros frutos en 6 meses más. Pero el proceso a veces es tan encantador como el resultado, así que ¡a gozarlo!
Ya les conté de mi super tomate que no solo no se heló sino que me ha dado frutos todo el invierno! Pues les cuento que está nuevamente ¡en flor! y con brotes nuevos. Y son unos tomates deliciosos, llenos de sabor y jugo. Por supuesto ya he guardado semillas y he sembrado nuevamente para mantener esta especie. En el hemisferio norte estas semillas se catalogan como “Heirloom”, variedades antiguas, reliquias que se han cuidado y pasado de generación en generación. Es emocionante pensar que el tomate que como hoy, viene de una planta cultivada ciento de años atrás. ¡A cuidarla!.
Una de las familias que más me gusta cultivar es la Cucurbitácea. Si tiene niños en la familia, nada más mágico que ver crecer un zapallo. Ya ver el germinar de la semilla es observar un pequeño terremoto y asombrarse con la fuerza celular y las ganas de vivir de esa pequeña simiente que hemos puesto bajo tierra unas semanas atrás. No se queda atrás el desarrollo de tallo y hojas y ni qué decir de las flores. Podemos enseñarle a los niños que se comen las masculinas y se dejan las femeninas que son las que producen el tan esperado fruto. También cocinar y comer con ellos la flor arrebozada en huevo batido, ÑAM! Todos los años me maravillo cuando finalmente veo empezar a formarse el zapallo que guardaré durante todo el invierno y me dará deliciosas cremas.
Este año haré una pequeña siembra de maíz. Me regalaron un manojo de granos de colores y estoy muy entusiasmada por saber como irán creciendo. En la sierra de nuestros Andes se cultivan “las tres hermanas”. Se siembra ahora el maíz, a su alrededor el zapallo. En noviembre se siembra el poroto al lado y éste irá creciendo apoyado en el tallo del maíz mientras el zapallo crece alrededor protegiendo con su sombra al suelo y evitando que crezca la maleza. Durante el verano tendremos porotos verdes en nuestras ensaladas y tortillas y los que quedan en la mata se convertirán primero en porotos granados y luego en porotos de guarda que se cosecharán y guardarán cuando se cosechen también los zapallos.
¡Cómo nos prolongamos con la naturaleza! Una estación nos lleva a la otra y a la siguiente; a través de la siembra, el cultivo y la cosecha de nuestro alimento palpamos la inmortalidad.
Un abrazo desde el jardín,
Marie
