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Quiénes somos

El Herbarium abrió sus puertas al público en diciembre de 1989. Inicialmente formado como jardín y vivero de plantas aromáticas, medicinales y culinarias, su razón de ser es la de promover un estilo de vida que busque respetuosamente la armonía y paz a través de una vida consciente y responsable de uno, de los demás y del entorno natural. Nuestros jardines y productos aromáticos quieren llevar a nuestros clientes un pedacito de esta vivencia.

Ser consciente significa vivir profundamente el momento presente, estar atento a todo lo que pasa en y alrededor nuestro constantemente. Utilizar nuestros cinco sentidos : gusto, tacto, oído, olfato y vista y ojalá desarrollar un sexto descubriendo el enorme poder de nuestra espiritualidad. Practicar este estado de consciencia promueve el amor, el entendimiento, la compasión y la alegría. Esta práctica nos ayuda a asumir y transformar el sufrimiento en nuestras vidas y en la sociedad.

El Herbarium propone aprender a desarrollar nuestras habilidades hortícolas y utilizarlas como terapia para alcanzar una mejor calidad de vida. En nuestros cursos y talleres brindamos el conocimiento para un manejo orgánico y ecológico del jardín y del huerto. El jardín nos hace tomar consciencia que somos parte de un universo infinito y de un ciclo de vida maravilloso. El trabajarlo hace que nos sintamos bien con nosotros mismos, nos da paz y un entendimiento perfecto de lo que fuimos, somos y seremos. Nuestros productos reflejan los dones obtenidos a través de nuestro trabajo.

Además de nuestros jardines y productos aromáticos, el Herbarium pone a disposición de todos, especialmente del adulto mayor y de la persona discapacitada, un espacio en el cual comulgar con la naturaleza, cultivar nuestro espíritu y sanar nuestra alma.

El Herbarium es un centro de recreación, de desarrollo y de armonía. De placer, de crecimiento y de paz.

La parcela

“Uno no pertenece al lugar donde nace, si no a aquel en el cual por primera vez uno echa una mirada inteligente a sí mismo.

Marguerite Yourcenar, “Memorias de Adriano”

Era noviembre de 1984. Entonces era sólo un sitio eriazo lleno de zarzamora, algunos duraznos y damascos viejos y muchos sauces muertos, que indicaban la falta de agua y de cuidado. Varios nidos de avispa entre la ortiga que lo invadía todo. Sin embargo más pudo el aroma del espino en flor, el mar de dedales de oro, la cicuta florida, el agua cristalina y cantora de la vertiente, la interminable y perfecta pirca que la encerraba y la pequeña casa de adobe, para que uno viera duendes y hadas detrás de cada tronco y debajo de cada piedra. La casa aunque muy abandonada, tenía un encanto especial y olía a madera añosa de sabe Dios qué misterios.

Adentrarse por el bosque de espinos era entrar a una Caja de Pandora. Nuestros pasos espantaban a miles de codornices, que salían alborotadas en bandadas. Las liebres y conejos no estaban acostumbrados a que nada humano los molestara y luego de un tenso segundo de inspección , corrían a esconderse en sus guaridas. De vez en cuando y prácticamente de entre nuestras piernas avanzaban veloces y sigilosas culebras. Eran generalmente de color café, pero una vez vi una muy hermosa, verde-fuerte con una larga franja negra. Muy tímidas, nunca nos hicieron nada. También habían arañas pollito. Tenían un hermoso pelaje café con lunares negros. Tampoco tuvimos problemas con ellas; escurridizas, huían veloces a esconderse en sus hoyos entre la maleza. Los nidos de diferentes especies de pájaros en las ramas de los espinos eran motivo de alegría y curiosidad. Una vez ubicados, iba a verlos todos los días. Había huevos de todos colores; unos lisos, otros con lunares. Los zorzales hacían sus nidos mezclando la paja con barro.

 

Las lagartijas eran parte de nuestro vecindario. Exóticas en sus vestidos tornasolados azul turquesa, tomaban el sol en las pircas y muchas de ellas también dentro de la casa. El concierto de grillos y cigarras en la noche, era impresionante.

Había mucho por hacer, y la responsabilidad de poseer la tierra nos obligaba. Pagamos el noviciado varias veces. Nunca habíamos incursionado en el trabajo agrícola o de administración de predios. El hecho de vivir relativamente lejos, no nos permitía una supervisión que era muy necesaria. Sin embargo, la tentación y el desafío de tener si no total, algún tipo de autosuficiencia, era muy grande. Teníamos agua de vertiente, la leña del espino para calentarnos, fruta de los damascos y ciruelos, algunos almendros, y la tierra y las ganas de cultivarla que eran muchas.

Lo primero fue comprar libros sobre el tema, herramientas y semillas. Había que empezar por limpiar. La zarza y la quila cubrían árboles enteros. Fueron muchos los árboles secos que hubo que talar. Quedó un sólo sauce, que pasó a ser algo muy querido.

Recién en mayo del año siguiente, tuvimos un pequeño pedazo de tierra despejada de hierba, trabajada y lista para la siembra. Algo se había avanzado en el control de plagas y teníamos un millón de proyectos para la parcela.

Las Plantas Aromáticas, Medicinales y Culinarias

“Vamos pasando un campillo como bañado de gracia, apretando sobre el pecho como a tórtolas robadas, el hálito de la menta el ojo azul de la salvia el trascender del romero y el pudor de la albahaca.
Corto con la mano de aire, corto como desvariada y, voleando el manojo, les miento sus cuatro patrias; la Castilla y la Vasconia, la Provenza y la Campania.”

(Gabriela Mistral, “Salvia”)

Algo de historia...

Prácticamente desde que el hombre habitó la tierra y tuvo que buscar alimento para subsistir, entró en armonioso contacto con la naturaleza. La Madre Tierra le dio sustento, de comer y de beber, y le dio conocimiento: algunas plantas servían para comer, otras para curar y otras mataban. De generación en generación, esta sabiduría se dio a conocer, se mantuvo y se fue enriqueciendo.

Aquellos más sensibles dentro de los grupos humanos o tribus, los que tuvieron especial interés en las propiedades curativas de las plantas, y que dedicaron su tiempo a estudiarlas y experimentar con ellas, fueron considerados iluminados y se les respetaba y veneraba, obteniendo de esta forma un lugar privilegiado dentro de la sociedad a la que pertenecían. Fueron llamados Shamanes o Machis , posteriormente Curanderos y /o Curas, y hoy en día, aquellos que modernizaron su conocimiento, Médicos y Doctores.

A raíz de las propiedades medicinales descubiertas en algunas plantas, estas fueron consideradas mágicas, sagradas y atribuibles a algunos dioses, bajo los cuales estaban protegidas o a los cuales pertenecían. Sus múltiples virtudes motivaron además igual cantidad de leyendas durante toda la historia de la humanidad, encontrándose mencionadas tanto en la Biblia como en muchísimas obras literarias importantes.

A través de los siglos, estas plantitas de apariencia humilde, poco exigentes en su cultivo, y muchas veces menospreciadas arrancándoselas como maleza, fueron responsables de grandes acontecimientos históricos. Jugaron un papel fundamental en el desarrollo de la medicina, creándose como consecuencia los primeros jardines botánicos. Fueron culpables de varias guerras a raíz de su comercialización, alcanzando precios increíbles por los enormes riesgos que corrían quienes se dedicaban a ella, ya que muchas de estas plantas se traían de lugares lejanos y exóticos, de difícil acceso . Como consecuencia de uno de éstos viajes de exploración, y con la finalidad de encontrar nuevas variedades , Cristóbal Colón descubre América en 1492. Poco después se inventa la imprenta y con ella los conocimientos de herboristería se expanden y se comparten en toda Europa, imprimiéndose los primeros Herbarios.

Se empiezan a formar con pasión los primeros Jardines Medicinales, siendo el primero el de Padua, Italia, en el año 1545. Dos décadas más tarde, Florencia, Roma y Bologna ya tenían sus propios jardines. El resto de Europa no se quedó atrás. A finales del siglo XVII, existían Jardines Medicinales en Heidelberg, Leiden, Oxford y París, entre otros. El primer uso decorativo de las hierbas en el jardín, fue en Francia, en el siglo XVI, cuando comenzaron a sembrarse en forma de nudo y trenza, muy simétricas y recortadas. Estos jardines estaban por supuesto limitados al conocimiento farmacológico y botánico de la época.

Cultivo

Con la tecnología actual, podemos tener en nuestros jardines prácticamente de todo, con excepción de algunas plantas totalmente tropicales. Al buscar variedad nos vamos casi siempre hacia lo exótico sin pensar muchas veces en lo más simple. ¿Por qué no combinar las plantas aromáticas, medicinales y culinarias con azaleas, rosas, fucsias, hortensias y demás ornamentales? Tendríamos el jardín perfecto: forma, color, aroma y sabor, además de una excelente farmacia casera.La idea de introducir cultivos comestibles dentro del jardín no es nueva, surge en Europa a raíz de la guerra, como una fuente de alimentación fresca y sana cerca a la casa, costumbre que arraigó y aún hoy se conserva, encontrándose en cada hogar un huerto-jardín.

No es difícil imaginar al tomillo rastrero o a la manzanilla romana como cubresuelos; un borde de ciboulette o de chascú, también apropiados para jardín de rocalla y cuya poda nos deleitará en la cocina. El orégano, la menta y el toronjil harán un fondo interesante contrastando con el verde gris de la ruda, el ajenjo y la santolina. Para cubrir una pared, podemos sembrar arvejas o tomates cereza, entremedio de rosas trepadoras. Cada cual tiene floración y momentos de gloria diferentes. La madreselva llenará el jardín de picaflores y dulces aromas durante los meses estivales. La violeta crecerá feliz a los pies de las rosas durante el invierno cuando las rosas no tienen follaje, y descansará a la sombra de éste durante el verano. Un manchón de lechuga morada se ve hermoso y proveerá de ensaladas a la familia durante todo el año si se planta en forma escalonada. En fin, la lista de ejemplos es interminable y la imaginación no tiene límites.

Lo más importante para lograr un jardín que nos llene los sentidos, es conocer las necesidades de las especies que vamos a plantar. En el caso que nos atañe – las hierbas aromáticas, culinarias y medicinales- la exigencia es mínima. Estas plantas dan su mejor aroma y sabor cuando más pobre es la tierra y escasa el agua. La gran mayoría necesita mucho sol, y, aunque se adaptan a muchas y variadas circunstancias, son excelentes para zonas de secano, laderas de cerro, ojalá sobre los 500 metros sobre el nivel del mar. Al tratarlas como plantas de jardín, y durante su etapa de crecimiento, será muy importante la poda no sólo para mantener su forma y estimular la formación radicular, si no también para aprovechar ésta en la cocina o en el hogar durante los meses de invierno, cuando hayan terminado su ciclo vital o estén hibernando. Esta poda puede efectuarse desde principios de la primavera hasta bien entrado el otoño. La de mayor sabor y aroma será la de pleno verano, debiendo efectuarse una vez que se haya secado el rocío de la mañana, antes de la hora más calurosa del día , ojalá en un día templado y soleado que es cuando la savia de la planta está en su mayor nivel y por lo tanto sus propiedades aromáticas y saborizantes también.

De la primera poda de primavera, que podrá hacerse con algo de tallo lignificado (leñoso, del crecimiento del año anterior), puede hacerse plantas nuevas. Algunas variedades también pueden multiplicarse por división radicular (de raíces), tanto en primavera como en el otoño. Finalmente, antes de la última poda , no olvidarse de guardar semillas para plantar la siguiente primavera. Cada planta tiene sus peculiaridades y se multiplica mejor de tal o cual forma, por lo que es conveniente informarse bien antes de frustrarse por no hacerlo en la forma adecuada.

Usos.
Todas las especies del reino vegetal, contienen sustancias químicas activas, por lo tanto todas ellas tienen propiedades medicinales en menor o mayor grado. Las plantas que a continuación se detallan, están presentadas en orden alfabético. Decidí hacerlo de esta manera, sin dividirlas entre hierbas y especias, pensando en una búsqueda de información rápida para el lector y usuario.

Debemos tener siempre en consideración, que muchas de las sustancias químicas que contienen las plantas pueden ser venenosas, por lo tanto hay que tener el debido cuidado tanto en su consumo como en su manipuleo, lo que hace indispensable el informarnos sobre ellas si las vamos a tener como parte de nuestra familia.

Una vez que las conozcamos, gozaremos plantándolas, cuidándolas y viéndolas crecer. Nos preocuparemos cuando estén tristes, nos dará muchísima pena si alguna se nos muere, o estaremos felices disfrutando de su belleza, de su olor y de su sabor.

El Uso de las Hierbas y de las Especias en el Hogar

“Una de las historias de Ruiz tiene un sesgo especialmente simbólico. Habla de una mujer que gastaba veinticinco pesos al día en flores, y menos de dos reales en el pan de sus hijos. Su vileza no residía enteramente en una equivocada asignación de los fondos familiares: colocaba grandes cantidades de flores, cubiertas de ámbar y rociadas de perfume, sobre la ropa y los muebles para mitigar los malos olores.”

De :”FLORES PARA EL REY, La expedición de Ruiz y Pavón y la Flora del Perú (1777-1788)

La formación del Herbarium

Poco tiempo después que le tomara el gusto a la reproducción de plantas para nuestro jardín, y ante la escasez de este tipo de especies en el mercado, decidí abrir un vivero dedicado al rubro de las aromáticas, medicinales y culinarias al cual bauticé HERBARIVM en referencia a los antiguos y primeros manuales botánicos. La idea llevó a informarse al respecto y me convertí en ávida lectora de todo lo que se refiriera a las tan amadas hierbas.

Cuando ya instalado llegó la época de poda , incluso después de aprovechar el máximo de ella en su reproducción, se perdían preciosos aromas, colores, sabores y formas en pétalos, flores ya secas, hojas y semillas. Caí en cuenta que todo esto se podía reciclar.

En tiempos anteriores, cuando no se tenían las comodidades de nuestra era moderna, la gente, sobre todo la dueña de casa, sabía que durante el verano había que cosechar y guardar para el invierno. Así pues, frente a los malos y rancios olores de una casa imposible de ventilar por el frío, se recurría a los potpourri, que no eran sino la mezcla de pétalos y hojas de plantas aromáticas. Estos se ponían en diferentes vasijas por toda la casa e incluso debajo de las alfombras, para que al caminar sobre ellas se estimularan los aceites de la mezcla y estos aromatizaran las habitaciones.

Otro tipo de mezclas se hacían para quemar en la chimenea, juntándolas con los leños (la palabra “perfume” viene del griego “pro-fumo”, que significa “a través del humo”) . También se aprovechaba el potpourri para perfumar y suavizar el agua de las bañeras, que por esas épocas se usaban tan sólo el día domingo lo que constituía un ritual muy especial dentro de la vida semanal .

Los aromas buenos o malos son casi siempre evocativos; gracias a ellos uno puede trasladarse sin dificultad a diferentes momentos vividos : los malos nos prevendrán recordándonos la ingrata experiencia, al punto de ayudarnos a sobrevivir y los buenos nos harán gozar nuevamente con el recuerdo. Desgraciadamente la contaminación ambiental en que hoy en día vivimos, distrae la sensibilidad de nuestro olfato.

Acuérdese de OLER, siéntese en algún tronco o piedra, respire profundamente y goce. Duerma una siesta bajo una higuera o descanse echado sobre un prado recién cortado. Cuando al atardecer regrese de sus labores, siéntese un rato en la terraza y huela como cae la noche. Si tiene plantas aromáticas, generalmente esta es la hora “mágica”. Los árboles frutales llenarán la atmósfera primero con sus flores y después con el delicioso aroma de la fruta madura.

Y en la noche, mientras duerme, todos sus sentidos se adormecerán también, menos el olfato. (Curiosamente, este sentido sólo se adormece cuando estamos enfermos y no necesariamente con un resfrío o gripe; puede deberse a diferentes situaciones.) Nuestro sentido olfativo es 10,000 veces más sensible que el del gusto, tacto, vista u oído. ¡Gocémoslo!

Después del 24 de junio, los días empiezan a crecer en horas luz y la naturaleza empieza a despertar muy de a poquitos. El reino animal y vegetal va saliendo de su letargo invernal y eso implica diferentes peligros tanto de depredación como de extinción de la especie. En la primavera, todo lo animal (incluidos nosotros) y vegetal emite en mayor cantidad una sustancia odorífera llamada feromona. Las feromonas ayudan a los animales a oler a otros animales que pudieran significar pelea o peligro para su especie. Las plantas y los animales usan también las feromonas como atracción sexual para prolongar su existencia. Si estamos en el campo en esa época, sobre todo en un día tibio de sol, podremos gozar de la experiencia olfativa de toda la naturaleza en su máximo esplendor. Después de una noche de lluvia, abramos temprano las ventanas para oler el aire nuevo, limpio. Si tenemos jardín o vivimos en el campo, nos daremos cuenta que la tierra realmente agradece el regalo del agua. Vayamos al árbol más añoso que tengamos cerca y olamos su corteza húmeda. Estrujemos una hoja entre los dedos y veremos cuanta química hay en ella.

Desde muy temprana edad he sentido fascinación por todos los olores en general. Salvo lógicas excepciones, tanto dulces como amargos me gustan y creo que esto ha contribuido en gran medida a mi afición tanto por la jardinería como por la buena cocina.

Amo mi casa pues es mi refugio, aquel al que llego cansada y me recibe amablemente. Todas nuestras cosas familiares y queridas la decoran; cosas que hemos recibido de nuestros padres y que estuvieron en la familia por mucho tiempo, otras buscadas y encontradas con dedicación y alegría, algunas hechas por nosotros mismos, cada una con su historia. Pienso que el hogar debe oler tan bien como luce. Cada habitación tiene su olor característico… Tenemos Potpourri y Naranjas Aromáticas por toda la casa y los cajones y armarios llenos de Saquitos Aromáticos y Trenzas de Lavanda, con lo que cada vez que cambiamos sábanas y toallas, la parte más privada de la casa huele deliciosamente fresca.

Me encanta el olor del café recién pasado y el del jugo de naranja en las mañanas y el del whisky, madera, tabaco y vino cuando paso cerca a donde se guardan. Trato siempre de tener la casa llena de flores frescas; las primeras, el dulce aromo en julio y agosto. Las calas y frescias en septiembre. Los narcisos y juncos , las azaleas y rododendros en octubre, las peonías en noviembre, La canela y especias en diciembre, las azucenas rosadas en enero, el mar en febrero, la madera de los lápices y el olor del papel en libros y cuadernos nuevos en marzo, la jalea de membrillo en abril, las rosas de Damasco en mayo, el humo de leña en junio…¡Todo huele a algo! Para qué hablar de los aromas provenientes de la cocina… cuando después de una buena comida, de esas con guisos enjundiosos que demoran toda la mañana en cocerse a fuego lento, la casa entera tiene la armonía aromática de una sinfonía hecha de todos los olores antes mencionados, juntos.

Quisiera que esta fuera una invitación a abrir todos vuestros sentidos a lo que la naturaleza a nuestro alrededor (fundo, parcela, jardín, jardinera o maceta), nos brinda todos los días. No pasemos frente a un árbol o una planta sin apreciar su follaje en el verano o su desnudez en invierno; lo rugoso o liso de su tronco o tallo, la fragancia, forma y color de su flor o su fruto. La fauna que lo utiliza para descanso, casa o comida, también merece atención y admiración. Y llevemos en lo posible el ciclo natural a nuestros hogares; su magia nos dará paz, armonía y felicidad.

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