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PRIMAVERA EN EL JARDÍN

PRIMAVERA EN EL JARDÍN

Mi jardín blanco está glorioso, las calas, spirea, tulipanes, y narcisos, el retamo blanco, los perales y naranjos, todos en flor. Como si se hubieran puesto de acuerdo. Espero un cielo despejado para – con la luna llena del martes 9 – pasear el jardín iluminado y lleno del aroma de los azahares. Encontré entre mis semillas del año pasado algunas de dedales de oro blanco. A pesar que normalmente se hace en otoño, todavía se pueden sembrar aunque florezcan más tarde. Hay que podar las malvas blancas. Las malvas, esas que se dan a la vera de los caminos, esas varas llenas de flores que parecen de papel, están creciendo sanas y sin roya gracias a varias podas previas. Si se siguen podando, finalmente cerca al verano el tallo de flores aparecerá de todas maneras, de una mata sana y sin peste alguna.

El huerto está lleno de actividad, mis plantas de ajo sanas y hermosas, lo mismo que las habas y arvejas, llenas de flores y algunas ya haciendo su fruto. Sigo sembrando en forma escalonada (cada 15 días más o menos) acelga, betarraga, zanahoria, lechugas y rabanitos para evitar cosechar más que lo que puedo comer. He trasplantado los últimos almácigos de repollo, coliflor y brócoli junto con puerros y cebollas. La semana entrante sembraré porotos verdes, melón, zapallos italianos y pepinos de ensalada. Para estas últimas especies hay que dejar un espacio muy bien abonado, que se pueda regar por surcos laterales de tal manera que el agua no toque las hojas, obligando a las raíces a ir buscándola cada vez más lejos del tronco. Se hacen círculos de unos 50 cms. de diámetro y se siembra en tres extremos, de a tres semillas por vez. A fin de mes trasplantaré los diferentes tomates y los ajíes que aun se encuentran bajo techo en el invernadero. También en el invernadero se siembran este mes berenjenas, apio, coliflor (variedad tardía), ají y pimentón.

He rehecho las tazas a todos los frutales y les he puesto una cubierta de viruta con guano. Esta viruta cumple varias funciones: mantiene la humedad y la temperatura y evita el crecimiento de maleza. Los duraznos en el fondo del huerto están llenos de sus flores rosadas; las hojas pequeñas aún, se ven sanas y sin cloca por el momento. Habrá que revisarlas en unas semanas más. Los pomelos cargadísimos, rosados y dulcísimos. Los cerezos con las yemas a punto de reventar. Las lavandas de los bordes están con su brote nuevo de primavera y el conjunto se ve acogedor, reconfortante y muy primaveral.

Es la época para desmalezar antes que la maleza (que ya están en flor muchas de ellas), forme su semilla y el viento la siembre por todo el jardín. Una sola planta de amaranto, por ejemplo, puede producir 117,000 semillitas en un año. De estas, 1140 (¡por metro cuadrado!) pueden sobrevivir en los primeros 2.5 cms. de tierra y mantenerse viable por muchos años… ¡como para pensarlo antes que tener misericordia alguna! Sin embargo, es bueno dejar una esquina del jardín para que se desarrollen algunas variedades que son las que atraerán a insectos benéficos, para combatir a otros en forma orgánica. Tal es el caso de la ortiga, llena en este momento de los primeros pulgones que son el alimento de las chinitas, que al tener de qué alimentarse, terminan de crecer y se quedan en el jardín para después ayudarnos en el control del pulgón en las rosas y otras plantas que ahora duermen. A propósito de las rosas, si aún no ha terminado su poda, este es el momento. También de darle una revisada a las ya podadas y eliminar manualmente los brotes que van saliendo hacia adentro de la copa.

Las campanillas de viento que he colgado de algunos árboles bailan con las ráfagas de septiembre que traen el aire nuevo de primavera. Me hacen creer que los duendes del jardín me acompañan y hacen más grato y menos pesado mi trabajo. Me dan fuerza, me llenan de paz y alegría.

Marie Arana-Urioste

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