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EDITORIAL ABRIL 2022

¡Bienvenido abril!
Mi lar adquiere una nueva perspectiva con los días más cortos, las noches y mañanas ya frías, los ocres y rojos de mis caducifolias. La tarde se llena de rayos solares oblicuos que rebotan en las paredes, entibiando mi casa antes que se ponga el sol. Se me hacen cortas las tardes en la huerta, me apuran mis cuatro quiltros para entrar a echarse en sus camas; enciendo luces y candelas y -hoy, celebrando a Bach-anoto en mi diario de huerta los quehaceres de la semana, los nuevos descubrimientos (ajos, habas y arvejas creciendo!), las futuras siembras. El calendario biodinámico indica para mañana sábado y el domingo, horas propicias para la siembra de frutos (para los que aún no siembran sus habas y arvejas, ahora es el momento!) y la próxima semana, a partir del lunes, es el momento para raíces. Me apunto con rabanitos, betarragas y zanahorias. Mis cebollas y cebollines ya creciendo en el almaciguero.

¡Cuanta esperanza nos da la huerta, tanto en otoño como en primavera! Como nos quita la pena, nos limpia la mente y nos llena el alma. Como adormece angustias y endulza amarguras. No hay mejor terapia en estos momentos.

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Economía de Guerra 1

Cuando éramos chicos, el papá estuvo muy enfermo y sin trabajo. La mamá nos dijo que por un tiempo tendríamos una “economía de guerra”. Por cierto, aparte de la “Guerra Fría” en aquella época de los 60, no había guerra alguna que nos afectara salvo  la del papá con su enfermedad y la de la mamá tratando de alimentarnos equilibradamente a los cinco, con “cuatro chauchas”, literalmente.

La alimentación y el colegio eran lo más importante y no se transaban, pero si se adaptaban a las circunstancias. La carne salió del menú rápidamente, ni que decir frivolidades como jamón, bebidas gaseosas, galletas y chocolates. Pero nunca faltó el ingenio, la imaginación, ni la inventiva, menos la sazón y el ingrediente más importante: el amor.

Las legumbres y hortalizas pasaron a ser las estrellas (¡algunas odiadas! Hasta el día de hoy no puedo ver las caihuas!), a veces combinadas con un huevo frito o una vienesa. El jueves era un día especial! Veíamos Dr. Kildare (solo los mayores!) y el menú era puré de papas (obviamente hecho en casa!) huevo frito Y vienesa. Nunca faltaba el postre (¡el papá no lo perdonaba!), generalmente compota de fruta hecha por la mamá, gelatina de fresas o plátano con miel de chancaca y unas gotas de limón. El papá con su úlcera, solo podía comer su budín de leche, pero los sábados había para nosotros budín de chocolate.

Los domingos llegábamos a misa en el Buick (1951, gris, con asientos de raído terciopelo rojo) que había sido de mis abuelos. Cuando nos despedíamos nuestros amigos nos cantaban “se va, se va la lancha…” Después de misa y como algo muy especial, a cada uno nos compraban una bolsa de barquillos que, siendo casi hora de almuerzo y con el ayuno obligado para poder comulgar, devorábamos con deleite. El domingo era el día del pollo, ¡todo un lujo! que la mamá sabía preparar de mil maneras. A veces y como algo especial, nosotras hacíamos un pie de limón o un strudel de manzana para la hora del té.

Todo se hacía en la casa, la ropa, la comida, muchos de los remedios, los juguetes. Mucho también se “heredaba” de primos mayores y de mayor a menor. Leíamos muchísimo, escuchábamos la radio y sobre todo conversábamos; la mamá cosía en su máquina, la abuelita tejía, nosotros jugábamos. ¡Maravillosa imaginación! Nunca pasamos hambre; nunca faltó la risa, la esperanza, la ilusión.

Hoy, en medio de una pandemia, una  sequía y una guerra, es época de “economía de guerra”.

Dos cosas debemos tener siempre presente:

1) esto pasará (¡no sin dolor!) y 2) siempre hay alternativas.

Volver a lo esencial es una de ellas, pero que nunca falte la sal, la pimienta, el ajo, el tomillo, el orégano, la cebolla, el laurel y el ingrediente más importante: el amor.  (Y con él la paciencia y la esperanza).

Aquí repitiendo la historia y maravillándome con los resultados, rescato algunos ingredientes de antaño, sanos, llenos de nutrientes, con mil y una alternativas de preparación. ¡Y accesibles!

Un abrazo desde el jardín (hoy sembrando perejil, cilantro, zanahorias y betarragas!) y una excelente semana para todos.

Marie.

P.d. Recomiendo una serie de la BBC, en You Tube: (The Wartime Kitchen and Garden)

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