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EDITORIAL AGOSTO 2020

¡Bienvenido agosto!

Le robo unos minutos al jardín para ordenar con ustedes las labores de este mes. La huerta espera su hermoseamiento y es trabajo fuerte y largo. Hay que sacar la menta y el toronjil que se adueñaron de ella. También la frutilla y la hierba buena Hacer plantines de estas madres. Picar (casi con chuzo) para soltar raíces de maleza y luego abonar, sintiendo como a través de todo el trabajo anterior la tierra se esponja, se nos entrega con suavidad y su exquisito aroma a fertilidad y esperanza.

Debo airear el compost del fondo del jardín para poder preparar las camas para mis frambuesas y refrescar el espacio donde sembraré los zapallos.

Mis arvejas siguen creciendo y hoy sembraré las últimas Mangetout o Sin Hilo. Esta siembra escalonada permite una cosecha de a pocos y alarga la entrega. Pero este es el último llamado para las arvejitas. Según el calendario biodinámico, hoy los astros son favorables para la siembra de raíces y frutos, así que sembraré rabanitos y zanahoria y en el invernadero, haré mis almácigos de tomate, ají y pimentón. Sin olvidar las flores para las abejas, el martes empezaré con la siembra de dahlias, suspiros, agateas, aquilegias y echinaceas. Mis ensaladas crecen con alegría y ya empiezo a cosechar mizuna, acelga de colores, rúcula, lollo rosso y milanesa. Dividí la acedera que en su generosidad nos provee -a mi y a mis gallinas- de verde todo el año. Las caléndulas están en plena floración, lindas, grandes, amarillas, naranja, llenas de sus mágicas propiedades y un alegre aporte a nuestras ensaladas invernales.

Mi lista de poda no decrece. Listas las rosas, aún faltan los frutales y el parrón. Habrá que darle prioridad pues pronto y sin que nos demos cuenta, aparecerán las flores. También la poda de limpieza y orden en ornamentales y el pasto que ya la semana pasada recibió su primer corte .

Todavía hace frío al final del día. Guardo las gallinas, saco a pasear a los perros, enciendo mis luces mágicas, prendo incienso y con las sonatas de Bach de compañía y bien abrigada y con una taza de té, repaso el día sentada en la hamaca de la terraza. Terapia pura y productiva. Valió la pena.

Que sea un mes de resurección, sin miedos, con esperanza, con mucha prudencia pero con alegría y fé.

Un abrazo desde el jardín,
Marie.

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