LABORES DE OTOÑO
Ya de vuelta en la casa, el trabajo, los estudios y el jardín! La urgencia de una limpieza de otoño se hace sentir y trato de dividir mi tiempo entre ordenar mis roperos y despensa, organizar el vivero, hacer el dulce de lavanda, los higos en almíbar, la salsa de tomate y preparar la sala de clases y los materiales para nuestro curso de Huerta y Cocina de Otoño que empieza el 8 de abril próximo.
El huerto y la cocina son mis centros existenciales. Los zapallos están ya listos para empezar a cosechar. Voy sacando conforme voy necesitando, sin apuro, pues mientras no llueva pueden seguir en la mata y terminar de madurar. Los tomates y las cebollas me apuran en la cosecha y ya empecé a hacer las ollas de salsa para todo el invierno, mientras consumo los últimos frascos de la temporada anterior. Como en una partitura perfecta, la albahaca y el romero, el tomillo y el laurel, me ofrecen sus hojas llenas de sabor y aroma. Mi cocina se llena de los cuentos mágicos peruanos de Susana y Matilde, mis ayudantes, mientras picamos la cebolla y el tomate, pesamos la fruta y el azúcar y escogemos las correspondientes hierbas para cada preparación.
En la huerta el trabajo no da tregua. Es el momento para plantar mis ajos y quiero volver a sembrar lechuga, rabanito, cilantro, perejil y espinaca. También tengo que hacer los almácigos de coliflor y repollo que estarán listos para trasplantar en mayo. Las frutillas hay que cambiarlas de sector cada cuatro a cinco años y este es el momento para hacerlo de modo que estén ya establecidas en su nuevo lugar antes de la nueva producción a finales de la primavera. Sé que la mora es una plaga, pero crece controlada en la pared norte de mi gallinero ¡El dulce de mora me encanta! Una vez terminada la cosecha hay que rebajarla al ras para evitar que invada todo. Sigo limpiando de malezas y mi compostera va ganado en altura y en aroma. Mucho cuidado eso si, en no incorporar al compost malezas o poda de plantas enfermas. Estas deben juntarse todas dentro de un tambor y quemarse con cuidado. Hay algunos sectores de la huerta que dejaré sin cultivar hasta la primavera. Han producido durante tres años y se merecen el descanso. Una vez limpios, mulliré la tierra y les incorporaré guano, manteniéndolos húmedos hasta que lleguen a relevarme las primeras lluvias.
En esta época se pueden hacer patillas de lavanda, ajenjo, ruda, santolina, romero y laurel. El calor del final del verano ayuda a que estos esquejes enraícen y al llegar primavera tendremos plantitas ya establecidas listas para ser trasplantadas a su lugar final en el jardín, maceta o jardinera. Es también el momento para hacer división radicular de ciboulette, menta, allium tuberosum, tomillo rastrero y violetas.
Hay algunas variedades anuales que podremos sembrar desde ya directamente en el jardín como cosmos, malvas, caléndulas y aquilegias. Germinarán y formarán una raíz fuerte como para pasar el invierno llegando a la primavera con mucha energía. Mis plantas de calas ya están brotando nuevamente y entre medio las semillas de la alegría del hogar revientan al más pequeño roce diseminándose alrededor. Algunas de estas semillas germinan y antes del invierno alcanzan a crecer las plantitas, pero mueren con los primeros fríos. Es mejor recoger las semillas (es un placer reventar con las manos la cápsula dentro del sobre donde las pongo…) y sembrar ahora en almacigueros protegidos. No es necesario tener un invernadero, aunque por supuesto ayuda. Una maceta puesta en una ventana con orientación al norte y que reciba algunas horas de sol es suficiente. Preparando la tierra en forma adecuada, una vez sembradas las semillas, regar y cubrir con la mitad superior de una botella plástica. Esto dejará pasar el sol, mantendrá la humedad y la temperatura y por el cuello de la botella se producirá la ventilación necesaria. Una vez que germinen las semillas y las plantas tengan además de los cotiledones un par de hojas, se retira la botella y se cuida de las plantas hasta llegada la primavera cuando se trasplantan a su lugar definitivo. Un dato para ayudar a reciclar: durante todo el año voy guardando en un canasto los sobres de cartas, cuentas y propaganda que me llegan en el correo, abriéndolos con cuidado por un solo lado. Al llegar la época de recolección de semillas, cierro el lado abierto del sobre con cinta adhesiva, luego lo corto por la mitad lo que me da de cada sobre, dos sobrecitos del tamaño ideal para recolectar semillas. El papel es el mejor envase para que las semillas se mantengan secas y es fácil de marcar poniendo el nombre de la especie, la fecha y el lugar de recolección. Los sobres chicos (cartas, cuentas de banco) sirven para las semillas chicas; los sobres grandes (cuentas de luz, de teléfono, promociones), para las semillas grandes de zapallo, malvas, sandía y melón.
Es el momento para plantar los bulbos que queremos florezcan dentro de la casa en invierno. Irises, narcisos y muscaris alegrarán nuestros días fríos y grises si plantamos ahora. Es una tarea muy gratificante para las personas mayores que no pueden salir al jardín y que al participar en el ciclo de la creación de una flor mantienen la expectativa mientras la planta se desarrolla y sienten gran orgullo cuando ésta florece. Es también el momento para empezar la plantación de tulipanes, narcisos y demás bulbos de primavera en el jardín.
Se hacen cortos los días, cada tarde el sol va adelantando su puesta como cansado de tanto alumbrar durante estos últimos meses. Y aunque estamos recién empezando el otoño, ya hay un aire más frío en las noches, algunos árboles han empezado el cambio de color en sus hojas y los 30 grados no duran si no un par de horas. Hay que aprovechar estos últimos días de poca ropa, de cosecha abundante, de poder gozar de tardes aun tibias. Tomo mi té sentada en la hamaca viendo como cambia de color la cordillera al ponerse el sol y voy anotando los cambios que quiero hacer en mi jardín para la primavera y verano próximo. Es importante hacer estas anotaciones ahora, cuando nuestro diseño aún está vivo y en forma. Los tordos y jilgueros se pelean los higos, Salvia y Alí – mis viejas y queridas boxer- duermen la siesta a mis pies. En el gallinero las gallinas se preparan para irse a dormir. Va terminando otro día. Empieza una nueva estación.
