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LLEGÓ MARZO

El olor del pan tostándose, los vapores del té reposando en la tetera que me llevan en el tiempo a sentarme con la mami (si, la Mami. En esa época no existía esa ridiculez de la Mamá o la Madre. La Mami era nuestra Mami y punto) a su ceremonia del té, con pan Tolete y pan Francés calentito, con mantequilla de verdad y su mermelada de naranja deliciosa. Esos son los momentos que vuelven ahora que las tardes son más cortas y frescas. Porque del jugo heladito pasé de vuelta al té con tostadas. Y ese recuerdo de hace veinte años atrás vuelve ahora como si lo estuviera viviendo. Y ella ya no está con su cuerpo hermoso y elegante, pero vive en el aroma del pan y los humeantes del té.

Por Dios que me gusta esta época. Hay otra luz en el aire, otra sombra en el muro. Se me afina el olfato y me llena de recuerdos de los primeros días de colegio, del papel y la tinta de los libros nuevos, de la viruta de los lápices recién afilados. Del café recién pasado de las mañanas apuradas. Del plátano aplastado dentro del bolso de cuero. De los cirios de cera de abeja de la capilla del colegio. De los humitos de las chimeneas al final del día de mi primer otoño en Chile.

Como pasa el tiempo y queda la vida y con los años, el placer de vivirla conscientemente anudando recuerdos con realidades y sueños.

Hace 25 años abrimos tímidamente las puertas del Herbarium, en esa entonces solo unas cuantas plantas aromáticas llenas de sueños perfumados. Hoy, después de un cuarto de siglo de trabajo, pasión, constancia y terquedad, siguen las plantas y los sueños, cada día más vividos y  aromáticos. La esencia de nuestro proyecto ahora más decantada, profundas las raíces, redondo el perfume.

Empezamos otra etapa y queremos compartirla con ustedes, aquellos que vinieron de niños y ahora llegan con los propios, aquellos que llegaron corriendo y ahora vienen con bastón, aquellos que contaron y quienes traen de vuelta el cuento.  Y sus sueños que son los nuestros.

Un abrazo desde el jardín, Marie

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