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PLANES DE PRIMAVERA

Sentada al lado de la estufa y gozando del fuego crujiente y el calorcito en mis piernas,  miro por la ventana el jardín durmiendo la tarde de invierno. El día frío y gris se alegra con las naranjas maduras que cuelgan del naranjo y semejan rayos de sol.

En estos grises días invernales, repaso contenta el trabajo de fines del verano y otoño. Es un placer muy grande ver como en dos años ha crecido mi jardín y mi huerta, llena de habas y algunas arvejas (¡que tremenda batalla con los pájaros!), lechugas, ajos, caléndulas, acelgas, apios, perejiles, cilantros, rabanitos y clarines brotando alegremente. Brócolis, coliflores y repollitos de Bruselas van fomando sus  deliciosas cabezas. Pronto veremos florecer los damascos, perales, guindos y manzanos plantados hace tres inviernos.

Aunque tengo muchos pendientes en mi lista de trabajo, hoy después de la lluvia, es día de descanso y aprovecho de repasar mis planes para la huerta de esta primavera.  La internet reemplaza los catálogos de hace años atrás y uno se vuela con la cantidad de alternativas que podemos poner en el jardín y la huerta cuando empiece a subir la temperatura. Reviso también con cariño mi caja de semillas recolectadas a finales del verano y me siento millonaria con la cantidad y variedad. Allí están las distintas variedades de albahacas: la morada, la genovesa, la tailandesa, la alimonada, la con aroma a canela. Y los tomates brandywine con su carne cereza y sabor inigualable, los zapallitos italianos, las calabazas, el zapallo de guarda verde y enorme, los zapallos mexicanos con sus sombreros naranja, los calabacines que no terminan de asombrarnos con sus distintas formas y colores, el ají cacho de cabra y los rocotos llenos del calor del verano, las berenjenas, negras y blancas, los aromáticos pimientos. Este año quiero también plantar papas en neumáticos para ver la producción  posible en poco espacio.

No dormimos el invierno en el Herbarium. Aprovechamos la estación para limpiar y podar y preparar el terreno de las huertas y los futuros bordes de flores del jardín. Trasplantamos árboles, hacemos patillas de la poda de rosas, repicamos lechugas y organizamos los distintos talleres y las clases de los cursos de primavera que comienzan a fin de mes. No olvidamos el riego que -entre tormenta y tormenta-  algunas plantas siguen creciendo y necesitan la humedad, lo mismo que aquellas que están bajo aleros y no reciben el agua lluvia.

Con los pocos minutos más de luz que van teniendo los días, mis gallinas han empezado a poner nuevamente. Deliciosas tortillas de ortiga y de borraja  forman parte de nuestro menú invernal, también humeantes sopas de las verduras de la huerta de invierno. Un ramo de acelga, un poco de cebolla y pimentón, un tomate, un trozo generoso de zapallo, unas hojas de apio, perejil y tomillo, sal y pimienta y voilá! el aromático potaje está listo.  Nada como vivir lo esencial en la consciente generosidad del jardín y la huerta. ¡Feliz Invierno!

Marie Arana-Urioste

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